sábado, 13 de junio de 2009

Nada, nada...


Le gustó mi idea. No se detuvo tanto tiempo para pensarlo y me acompañó por unas horas. Practicamos reír de cualquier cosa y en cualquier instante previamente establecido como lo decía el guión. Primero yo no me acordaba lo que tenía que decir para provocar una risa suya. Trataba de improvisar pero eso idiotizaba más mi personaje. Luego por accidente pateé su rodilla izquierda, entonces cayó y lloró. Suspiró y yo le repartía caricias separadas de mis manos; al final no aprendimos ni ensayamos nada y todo fue un fracaso; pero nos juntamos, nos engañamos. Es cierto que no acabamos comprendiéndonos pero la pasé muy bien en aquella tarde sin sentido. A pesar de todo lo que pasó, estoy seguro que hasta ahora trata de encontrar mi nombre en una de sus libretas o en alguna esquinilla piadosa y, por qué no, borrosa y lluviosa como la recepción de la caja de un vecino cualquiera. Fue interesante, pero sé que le haré daño. Ya empecé con su rodilla izquierda.

lunes, 8 de junio de 2009

Fin


Admiro a Julián porque vive solo. Su habitación es de apenas 3 metros cuadrados, más un compartimiento casi secreto que lo usa como almacén para las numerosas latas de atún que guarda por si algún día deja de existir la comida rápida. Julián limpia uno a uno sus libros y los acomoda uno sobre otro en el suelo, apoyados sobre alguna esquina de la habitación, cada semana transporta la torre de 18 pisos literarios a una esquina distinta para que – según él – no se pierdan en la costumbre. El teléfono está, pero está siempre desconectado; no tiene televisor ni folletos de ofertas de supermercado. Descansa sobre un colchón muy delgado que extiende cada vez que desea descansar o escuchar las noticias del día en su radio a pilas que ya le quedan pocas horas o minutos para acabarse y acabar también con la radio, las noticias, los muertos de las noticias y los resultados deportivos de las noticias.

Julián sabe donde está cada uno de sus objetos porque no tiene muchos, sólo lo necesario para vivir bajo su criterio. Si quiere divertirse hace aviones, barcos y aves de papel que luego pinta con algunas tintas que guardó de último momento antes de mudarse. Estos aviones, barcos y aves de papel cuentan cada día una historia. Por ejemplo, la de ayer trató sobre un hombre 1 que tenía una amistad rara e imaginaria con un hombre de 45 años aproximadamente denominado 2, estos iban juntos para todas partes cuando de pronto 2 decide hacer un viaje para despegarse un momento de la rutina y pensar mucho mejor los acontecimientos sucedidos hasta el momento. 2 no sabe como darle la noticia a 1 del viaje. Deciden encontrarse en un café y allí 2 lanza la bomba a 1 y éste responde con un silencio y una mirada que pocas personas saben hacer a sus seres imaginarios, 2 no sabe qué hacer pero la decisión ya estaba tomada. Al siguiente día 2 parte a Orlando-Florida con una maleta repleta de artículos para el cabello y otra en donde guardaba su ropa siempre arrugada. Al llegar a su destino 2 se hospeda en el hotel más cercano y barato, en el ascensor conoce a una mujer joven y bella llamada 3; salen a comer, a pasear, a tomar a un bar y luego amanecen sorprendidos en una misma cama. Al parecer 3 se interesó en 2 y no supo controlar sus impulsos o tal vez los imaginó.

Actualmente 1 está solo y comiendo lo que le caiga cada vez que le caiga. 2 se la pasa viajando por casi todo el mundo bajo la excusa de encontrar su hogar; uno en el que pueda estar satisfecho y con una futura esposa que no es 3. A 3 le gustan mucho los ascensores y se sigue sorprendiendo descaradamente cada vez que ve una cara distinta en cada amanecer. Julián pasa por la misma situación que 1 pero nunca deja de soñar como 2 y odia a las mujeres como 3.