lunes, 29 de diciembre de 2008

Bostezos sin asedios

La exigencia, me gritó,
me recordó que no soy un maestro
y que solo vuelo en mis propias nubes:
anormales, inexistentes, nada voluptuosas
pero al fin nubes.
Entré a la casa deforme
donde cumplo tareas pendientes;
caluroso, sin aire o tal vez sin luz
porque las cortinas son coraza
o porque el sol no quiere verme
ya que provoqué su indiferencia,
de la que pienso no disculparme.
Aquí estoy bien:
sin recortes, sin molestias, ni exigencias.
Lo único que no quiero
es distraerme con mis quimeras,
encender el paso autodestructor,
volver a recordar mis años "pozos"
en donde ni el espejo me ayudaba
y un "te ves estúpido", me daba gracia.
En fin, estoy bien
bostezando cuando quiero
y sin asedios.
Cantando, aunque mal.
Pensando
en todas nuestras posibilidades,
en personajes y nuevas palabras.
En tí, por supuesto
y en mí también,
en mis dedos y sus nombres.

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