martes, 20 de enero de 2009

De-formaciones bacterianas

Su vida era una microscópica vista en planta. Con tangencias sobrerecogidas de sal ambiental y presumidos colores de rosas que no significan nada. Sólo hambre de espanto al vacío. Sólo señas circulares amorfas. Sólo rabia y sólo un corazón microscópico en vista en planta. Así son las bacterias.

Protagonistas vivos de los libros de ciencias, en los que el color verde paradógico no transmite esperanza sino una sensación vomitiva de no querer recibir sus consecuencias malditas, internados en sábanas blancas (o verdes-ciencia). Es terrible sentir la canción de cada segundo mientras las bacterias actúan en torno a la taza de leche azucarada suavemente. Los círculos pierden su forma y pasan a ser parábolas, elipses, ovoides hasta triángulos. ¿Cómo un triángulo salió de un círculo?, ¿cuál será su área?. En ese espacio de medio centímetro entre baldosa y baldosa, hay una temerosa fiebre a esos esqueletos manchados, sucios, inconcientes; multiplicados por mil y elevados a su máxima armonía de carnaval, el fango. La partitura pierde sus compaces, todo se ha descontrolado, flota y flota como papel publicitario lanzado desde el décimo piso en que las bacterias atrincheradas destruyeron gran parte de la cortina con sus unicelulares formas desastrosas, indescriptibles, malévolas o sacras para sus espejos. Sí, se ven al espejo, ven su rostro marcado de cera negra, deleitándo su estilo de bailar ante miles de galletas espectantes, besos de madre y tus saludos mañaneros bien recibidos. También nos invaden y se rién con mis diminutivos, cargadas de descargo y de atrocidades bélicas. Nada les importa: las señales de tránsito, el parqueo especial, las ordenes militares, pasan desapercibidas cuando viajan sin destino al encuentro con sus similares. No forman familias ni tienen romances, pero buscan algo, sé que buscan algo. Son ambiciosas, lo quieren todo de un solo tirón y sin necesidad de pedir permiso porque no son parientes ni parejas distantes, por lo tanto no se traicionan entre sí excepto si alguna de ellas le cogió alguna vez cariño a un bolígrafo que trasmitió sus últimos latidos, ¿tendrán razón?. Son nada pero buscan algo, probablemente en su deslíz desesperado se esconde esa respuesta, esa esperanza; por ello el último libro de ciencia se caracteriza por las variaciones de color verde que presenta sin vergüenza, tal vez espera algo.

Nuestra vida es una ámplia vista en planta en escala natural. Con diámetros que son nuestros puentes significantes y con nombres propios. Sólo la pérdida del hambre. Sólo señas de luminosos faroles. Sólo un escudo y un ámplio órgano a escala natural. Así son las anti-bacterias.

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