el que me empujó
a los cristales inquietos sin forma.
Luego imité a un rascacielos
(no sabiendo que existía)
y emjuagué mi pasado en otra parte
sin consumir una gota de segundo
alejando
toda vuelta mental.
Desde ese día... estoy tranquilo.
a los cristales inquietos sin forma.
Luego imité a un rascacielos
(no sabiendo que existía)
y emjuagué mi pasado en otra parte
sin consumir una gota de segundo
alejando
toda vuelta mental.
Desde ese día... estoy tranquilo.
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